Un par de apuntes de historia del Yoga para llegar al título de esta entrada. Fue Maharshi Patanjali quien alrededor de 250 años a.C. asentaría las bases en sus Yogasutras o aforismos del Yoga, considerado como una especie de gramática de la espiritualidad. A través de los tiempos el Yoga se expandió por diferentes caminos, dependiendo de maestros, objetivos y práctica. Uno de ellos, el más conocido en Occidente es el Hathayoga. Aunque hay que tener en cuenta que estos caminos se encuentran, de manera que los diferentes tipos de Yoga se conectan, por ejemplo, Hatha con Rajayoga. Pero detengámonos en el Hathayoga. Hay dos textos que podemos considerar clásicos: el Hathayogapradeepika, de Svatmarama, en el s.XV y el Gheranda de Samhita, del s. XVIII, ambos autores desarrollaron el concepto de Asana o postura yóguica, el porqué y sus beneficios.
Así el Pradeepika dice que Asana es el primer instrumento que debe ser practicado para conseguir un cuerpo sano, ligero y en calma, como paso previo para el control de la mente. Porque no puede haber una mente en calma en un cuerpo agitado. No podemos considerar la Asana como un ejercicio físico al uso, ya que no tiene ni el mismo fin ni el mismo proceder que aquel. En la Asana intervienen factores imprescindibles para que sea considerado tal, como son la concentración, respiración y relajación y, sobre todo, la toma de conciencia de lo que sucede en nuestro organismo durante el proceso. En entradas posteriores expondremos técnica y beneficios de las posturas del Yoga.
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Ventana con imagen de Sukhasana o postura del meditador |
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